martes, 30 de abril de 2013





La tragedia de Chernobyl 27 años después
En el aniversario del accidente nuclear de Chernobyl, las medidas de seguridad y prevención son elementos indispensables para dejar de mirar con recelo la producción de este tipo de energía.

El 26 de abril de 1986, el reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl (Ucrania) estalló, provocando uno de los accidentes nucleares más importantes de la Historia reciente, además de lo sucedido en Fukushima en 2011. La tragedia de Chernobyl cumple hoy 27 años, y es importante preguntarse qué hemos aprendido en estos años, y con qué herramientas podemos afrontar el futuro.
El accidente de Chernobyl nos hizo mirar con respeto a la energía nuclear, pero no debemos encarar estos problemas gravísimos, provocados en parte por la falta de trasparencia, con miedo hacia todo el sector nuclear.
Así lo entiende la propia NASA, que hace unos días dio a conocer los resultados de un estudio, en el que afirmaba que la energía nuclear había salvado más vidas que los fallecimientos que había causado por desastres nucleares. El uso de este tipo de energía frente a los combustibles fósiles, de acuerdo a este análisis, habría evitado la muerte de miles de personas.
En particular, si sustituyéramos la energía nuclear por gas hasta 2050, la NASA estimó que se producirían alrededor de 420.000 fallecimientos más. Si usáramos carbón como combustible, mucho más contaminante que otras opciones, el número de muertes llegaría incluso a los 7 millones de personas. Por tanto, no se trata de aborrecer la energía nuclear por los accidentes que hayan ocurrido, que han sido gravísimos, y de los que tenemos que tomar nota. Necesitamos "prevenir antes que curar", y poner de manifiesto que las medidas de seguridad son imprescindibles.
En este sentido, hace unas semanas el Pentágono de Estados Unidos anunciaba que continuaba las investigaciones para desarrollar nuevas tecnologías de detección de radiación nuclear. Entre los dispositivos con los que contamos actualmente, se encuentran los teléfonos desarrollados en la Universidad Purdue, de India, que buscan crear una red móvil de detección de trazas de radiación (por pequeñas que sean), acoplando sensores de radiactividad a los teléfonos.
El problema habitual de los sensores nucleares es el alto coste económico que conlleva producirlos. Sin embargo, la introducción de la nanotecnología en la investigación militar y preventiva podría hacer frente a estos problemas. Para ello, investigadores de la Universidad de Nevada consiguieron nanopartículas capaces de ser "sembradas" en diversos materiales plásticos, con el fin de actuar como mini sensores ante cualquier mínimo nivel de radiactividad que pudieran encontrar.
En Estados Unidos este año se destinarán entre 400.000 y 6 millones de dólares para buscar estrategias de prevención y detección de problemas nucleares. Por su parte, la Unión Europea firmó en 2010 un acuerdo por el que promoverían iniciativas de prevención y detección de radiactividad con un programa económico de 10 millones de euros. En Mexico también existe una preocupación importante sobre la seguridad nuclear, por ello cada vez se requieren más profesionales para este sector.
Iniciativas que ayudan, sin duda, a mirar con menos recelo a la producción de energía nuclear. Garantizar la seguridad y prevenir cualquier problema de radiactividad ha de ser una obligación fundamental de gobiernos e industria, para evitar un nuevo Chernobyl.

lunes, 22 de abril de 2013

VESTIGIOS DEL PASADO: CHERNOBYL

He comentado muchas veces como es una ciudad abandonada, repleta de maleza , suciedad,...
Ademas de los imponentes edificios que al paso del tiempo van cayendo lentamente acompañados de las grandes estructuras oxidadas y resquebrajadas por la lluvia y los elementos, sin lugar a duda es una visión deprimente y gris de lo que antes fue un foco de vida. Bien este ejemplo es lo que sucedería en una infección mundial , que mejor ejemplo que la abandonada ciudad de Chernobyl ya que es exactamente lo que ocurriría en todo el mundo.


El accidente de Chernóbil fue un accidente nuclear sucedido en la central nuclear de Chernóbil (Ucrania) el sábado 26 de abril de 1986. Considerado, junto con el Accidente nuclear de Fukushima I en Japón de 2011, como el más grave en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares (accidente mayor, nivel 7). Se considera uno de los mayores desastres medioambientales de la historia.Aquel día, durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento súbito de potencia en el reactor 4 de esta central nuclear, produjo el sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclea, lo que terminó provocando la explosión del hidrógeno acumulado en su interior. La cantidad de dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio, aleaciones de circonio y grafito expulsados,materiales radiactivos y/o tóxicos que se estimó fue unas 500 veces mayor que el liberado por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación de 116 000 personas provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en, al menos, 13 países de Europa central y oriental.Después del accidente, se inició un proceso masivo de descontaminación, contención y mitigación que desempeñaron aproximadamente 600 000 personas denominadas liquidadores en las zonas circundantes al lugar del accidente y se aisló un área de 30 km de radio alrededor de la central nuclear conocida como Zona de alienación, que sigue aún vigente. Solo una pequeña parte de los liquidadores se vieron expuestos a altos índices de radiactividad. Los trabajos de contención sobre el reactor afectado evitaron una segunda explosión de consecuencias dramáticas que podría haber dejado inhabitable a toda Europa.
Dos personas, empleadas de la planta, murieron como consecuencia directa de la explosión esa misma noche y 31 en los tres meses siguientes. Mil personas recibieron grandes dosis de radiación durante el primer día después del accidente, 200.000 personas recibieron alrededor de 100 mSv, 20.000 cerca de 250 mSv y algunos 500 mSv. En total, 600.000 personas recibieron dosis de radiación por los trabajos de descontaminación posteriores al accidente. 5.000.000 de personas vivieron en áreas contaminadas y 400.000 en áreas gravemente contaminadas, hasta hoy no existen trabajos concluyentes sobre la incidencia real, y no teórica, de este accidente en la mortalidad poblacional.Tras prolongadas negociaciones con el gobierno ucraniano, la comunidad internacional financió los costes del cierre definitivo de la central, completado en diciembre de 2000. Inmediatamente después del accidente se construyó un "sarcófago", para aislar el interior del exterior, que se ha visto degradado en el tiempo por diversos fenómenos naturales por lo que corre riesgo de desplomarse. Desde 2004 se lleva a cabo la construcción de un nuevo sarcófago para el reactor. El resto de reactores de la central están cerrados