Chernobyl- Hoy en día (Actual Ucrania)
Estado de la central de Chernóbil. Junio de 2010
Sarcófago sobre el cuarto reactor.
Radiación en Chernóbil. junio 2010
Monument to Chernobyl nuclear plant rescuers.
Adentrándonos en la zona de exclusión
Central nuclear
Hoy el nivel residual de radiación en la zona viene del caesium-137, que tiene una vida media de 30 años. Este radioisótopo puede ser fácilmente detectado en suelos y alimentos de la zona. Si se ingesta caesium-137, la mayor parte es absorbida por el cuerpo humano y depositada en los tejidos blandos y en la médula ósea. El cuerpo tarda entre 80 y 130 días en eliminarlo, y mientras que está en el cuerpo, las partículas beta y rayos gamma del caesium-137 van dañando los órganos y el ADN, lo que puede provocar cáncer o incluso la muerte.
Midiendo la radiación en Prypiat
Una vez dejamos el río nos conducen a una sala con una maqueta de la central, a lo que sigue una exposición que nos deja bastante desconcertados. Hay un plan en marcha para hacer un nuevo sarcófago y sacar el combustible que el reactor contiene dentro, cuyos fondos y arbitraje incluyen a varios países de la Unión Europea. Pero una vez hecho el sarcófago todavía queda la mayor incógnita: ¿cómo se va a extraer el combustible? A esa pregunta nuestro anfitrión en la central nos dice, casi encogiéndose de hombros, que esperan que para 2018, cuando se acabe el segundo sarcófago, exista una tecnología que les permita manipular el material del interior. Es decir, que no lo saben.
Dejamos la sala de visitas de la central y seguimos nuestro viaje por una pequeña carretera. Cada vez hay más maleza sobresaliendo por el camino, pues la mayoría de habitantes de la zona (unos 3.000 según nuestro guía) viven en el pueblo de Chernobyl. Y pasados unos 10 minutos dejamos atrás el cartel que nos indica que acabamos de entrar en Prypiat, un verdadero pueblo fantasma a día de hoy. Entrar en Prypiat responde a la pregunta ¿Cómo quedaría nuestra ciudad si la abandonáramos durante 20 años? Bloques inermes se levantan en medio de la naturaleza, ganándole terreno al asfalto que convertía calles y carreteras en lugares transitables. El papel que recubría las paredes de los edificios está totalmente resquebrajado, las escaleras y los suelos agrietados, todos los cristales rotos. El saqueo ha hecho el resto.
Desde el hotel de Prypiat
Mural en en centro de deportes
Entrar en Prypiat es entrar en una ciudad dormitorio soviética congelada en los 80. Era una ciudad nueva, de las más nuevas de la URSS, pues había sido fundada el 1970 para los trabajadores de Chernobyl. Tenía un hotel, escuelas, centro de deportes, e incluso un teatro. Olvidado por sus calles abandonadas también se puede ver lo que iba a ser un pequeño parque de atracciones. Nunca se llegó a inaugurar.
En una sala adyacente al teatro
Piscina de Prypiat
Parque de atracciones
Parque de atracciones
Caminamos por la ciudad y entramos en algunos de sus edificios. Hay algo un tanto espeluznante en una ciudad moderna abandonada. La mayoría de los edificios están vacíos, pero quedan resquicios de las vidas que los habitantes de Prypiat dejaron atrás. Todavía se conservan los coloridos murales con simbología comunista que adornaban el centro de deportes, y la piscina está intacta; el teatro conserva sus focos, sus gradas, y en una sala adyacente, multitud de retratos de personajes de la política apoyados en las paredes y desperdigados por el suelo; la escuela está llena de murales, de libros, incluso queda algún disco destrozado en la clase de música. Todo contaminado por la radiactividad.
Ni se les ocurra comer esto!
La escuela
Patio de la escuela
Prypiat es un lugar que no hay que olvidar. Una ciudad arrasada por la radiactividad no se puede limpiar, ni reconstruir, ni siquiera trasladar. Está muerta para siempre.
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